Yo soy diabético

A propósito del Día Internacional de la Diabetes (14 de noviembre), tenemos el testimonio de un paciente tipo 2.

Los antecedentes de diabetes en mis troncos paterno y materno me llevaron desde muy joven a tener un especial cuidado en mi alimentación para evitar sufrir esta enfermedad que no es nada dulce y hay que soportarla (casi siempre) toda la vida. Al final del 2019 perdí intempestivamente mi empleo y vino el encierro obligado por la pandemia del Covid-19, con las posibilidades a cero de reengancharme a mis 59 años. Sí había sufrido en algún momento de colesterol alto, y en esa ocasión el doctor me explicó que el stress es aliado de ciertas enfermedades y a mí me tocó comprobarlo de la peor manera.

A mediados del 2020 una serie de síntomas aparecieron, pero no los relacioné con esta enfermedad. El cuadro más preocupante fue que perdí la habilidad de tragar los alimentos. No pasaba por mi garganta nada sólido, simplemente esa natural mecánica se extravió, hasta que una cita matinal al laboratorio por un análisis de sangre terminó en una visita de urgencia a la clínica, donde me internaron en cuidados intensivos por cuatro interminables días, y completaron otros tantos en el monitoreo en piso. El nombre de este servidor: Luis Alberto Oyola Ancajima, se inscribió entonces en el club de los pacientes con diabetes tipo 2.

Luego llegarían los controles mensuales con el endocrinólogo, que además de las inyecciones diarias de insulina y las dosis adecuadas de metformina, nos entregó una larga lista de alimentos para reeducar nuestra forma de nutrirnos, porque, por ejemplo, el sobrepeso es un gran enemigo adicional ante esta condición de salud.

Pero ¿qué es la diabetes? Los especialistas la describen así:

“La diabetes es una enfermedad crónica (de larga duración) que afecta la forma en que el cuerpo convierte los alimentos en energía”.

“Su cuerpo descompone la mayor parte de los alimentos que come en azúcar (también llamada glucosa) y los libera en el torrente sanguíneo. El páncreas produce una hormona llamada insulina, que actúa como una llave que permite que el azúcar en la sangre entre a las células del cuerpo para que estas la usen como energía”.

“Con diabetes, su cuerpo no produce una cantidad suficiente de insulina o no puede usar adecuadamente la insulina que produce. Cuando no hay suficiente insulina o las células dejan de responder a la insulina, queda demasiada azúcar en el torrente sanguíneo y, con el tiempo, esto puede causar problemas de salud graves, como enfermedad del corazón, pérdida de la visión y enfermedad de los riñones”.

Nos explican además las formas en que se muestra esta enfermedad: Diabetes tipo 1, que “es causada por una reacción autoinmunitaria (el cuerpo se ataca a sí mismo por error)”; Diabetes tipo 2, que es cuando “el cuerpo no usa la insulina adecuadamente y no puede mantener el azúcar en la sangre a niveles normales; y, la Diabetes gestacional, que “aparece en mujeres embarazadas que nunca han tenido diabetes” y es el “bebé (que) podría estar en mayor riesgo de presentar complicaciones de salud”.

Hoy nos toca cuidarnos de por vida. Y a ustedes les toco hacerlo igual, siempre, en forma preventiva o reactiva.

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